Derecho a la esperanza

A lo largo de la vida tenemos que enfrentarnos a situaciones muy diversas. Las dificultades que van surgiendo no debemos considerarlas como obstáculos insalvables que nos hagan caer en el desánimo. Al contrario, deben ser oportunidades que estimulen nuestra creatividad. Estamos viviendo unos momentos difíciles, pero tras la noche oscura siempre amanece para todos. Sí, todos tenemos derecho a esperar un futuro mejor. Sin darnos apenas cuenta, con frecuencia tomamos decisiones, elegimos, entre diferentes opciones que se nos presentan, la que consideramos más adecuada en cada momento. A veces nos equivocamos, cometemos errores; las cosas no salen como deseamos, pero tenemos la posibilidad de rectificar. Somos miembros de una sociedad donde dependemos unos de otros y nada de lo que sucede nos es ajeno. Dentro de unos días, un nuevo Presidente del Gobierno tomará posesión de su cargo. Lo hace con afán de servicio, consciente de su responsabilidad, con la seguridad de que no le va a faltar el apoyo de una muy amplia mayoría de ciudadanos que confían en su capacidad y decisión para afrontar los retos que se presentan. La esperanza no es un sentimiento vacío, debe basarse en una mútua confianza.  Es el momento de sacar al exterior todo lo bueno y noble que anida en nuestro interior. Muchos de nosotros estamos preparando la celebración de la Navidad. Conmemora el nacimiento de Jesús, el Mesías esperado, el Hijo de Dios que nos trae un mensaje de paz, justicia, solidaridad, amor. Nos dirá que debemos amar también a nuestros enemigos. Creo que debemos escucharle. Es Navidad.